martes, 1 de diciembre de 2009

EL PODER DE CUARTA


Miguel Angel era alto, flaco y desgarbado. Usaba barba a lo Che y vestia a lo cheeeee. Lo mío era distinto, tenía el pelo que parecía esos copos de azúcar, pero de los mas grandes.
Como yo, estudiaba periodismo en la facultad de La Plata durante esos politizados primeros años de la década del 70.
Un día nos enteramos de que una tal María Esther de Miguel presentaba un libro. Ya teníamos a alguien con quien practicar el reportaje.
Sobre la calle 7, había una librería que todo lo que tenía de importante lo tenía de pequeña. Agarramos nuestros grabadores y nos mandamos con la esperanZa de que, como siempre, ligáramos algun sanguchito.
De la autora en cuestión no sabíamos nada, ni que cara tenía, ni qué había escrito. Lo importante era practicar como nos habían dicho en la facu.
De todas maneras siempre hay preguntas que te sacan del paso, pero que a su vez delatan que no sabés un carajo. Por ejemplo: ¿Cómo empezó a escribir? ¿Este es su verdadero nombre? ¿Cuesta mucho editar en la Argentina? "Según sus palabras ¿De qué trata este libro?".
En la presentación había una pila de gente y nostros estabamos pegados al vidrio del lado de afuera.
Una mujer rubia, de pelito corto, ojos claros, con pinta de mina fina, nos miraba con desconfianza
- Che, Ricardo,¿Viste como nos mira la petisa esa? ¿Qué carajo le pasa?.
En eso anuncian que la autora iba a firmar ejemplares.
Sin sacarnos los ojos de encima , la rubia se sentó y empezó a firmar ejemplares. El libro se llamaba "En el Otro Tablero".
-Mirá Miguel,¡la chiquita es la autora!
Cuando nos tocó el turno, le dijimos que éramos provincianos, estudiábamos periodismo, y queríamos hacer un reportaje.
María Esther respiró hondo, se llevó una mano al pecho y exclamó:
-¡Ay mucháchos perdónenme, pero les juro que en cuanto los ví pensé: ¡Estos me secuestran!

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