lunes, 19 de noviembre de 2012

UNA DE CAL Y UNA DE ARENA

Esta mañana a las ocho, llegaron los albañiles.
En realidad deberían venir dentro de diez días pero como se les planchó un trabajo decidieron adelantar la visita.Finalmente los ansiados arreglos  van  a ser una realidad.
La casa parece envuelta para regalo berreta, toda forrada con bolsas de nylon. Los muebles apilados, las camas encimadas, los placares clausurados. Todo lo hicimos en la madrugada así que no dormimos casi nada.  Estamos bastante aterrados porque si bien tenemos alguna referencia no sabemos si los recomendaron para jodernos o porque son buenos.
A uno ya lo conocíamos porque fue con el que transamos las reformas y el precio. Los techos de mi casa tienen cuatro metros, a una pared hay que pelarla hasta el ladrillo y hacerle los revoques nuevos.  El mas bajito,  traía una escalera con cuatro escalones pero como eran tres me los imaginaba uno parado en el hombro del otro hasta llegar a la altura del techo. Felizmente le dimos la sorpresa de que tenemos escalera lunga escondida.
El quilombo es increible, golpean por todos lados a la vez. Ya rompieron parte de la pared y la habitación parece bombardeada, los tipos son reconocibles solo por la altura porque estan de polvo hasta la coronilla.
Les encanta romper, urgente rescatamos las puertas de vidrio porque los cascotes vuelan como proyectiles.
Son tipos raros:  No toman agua, no comen pero van mucho al baño.
Es importante estar atentos porque todo lo que está a mano les sirve para algo: repasadores, escobillones, maderas, tupper... Todo se puede transformar en una herramienta  o utensilio de albañil.
Cada tanto encuentran una rajadura nueva, un revoque flojo, otro que suena a hueco y hay de voltear.
Al tipo del corralón lo veo mas que a mi familia, con el de la ferretería ya estamos como chanchos.
Las paredes tienen hambre, no hay material que las llene. Los albañiles decidieron ir ellos por los materiales, así que cada tanto salen en fila y vuelven caminando cuatro cuadras con bolsas de cemento, arena y cal al hombro. El auto en que vinieron  permanece siempre estacionado. El calor es insoportable pero ellos permanecen con el síndrome del camello.
Ahora le toca el turno a la medianera, es necesario elevarla un poco. El que maneja la obra dice que quedan muy bonitos los dibujos "nid
o de abeja" que consiste en dejar agujeros en la pared para no perder aire.
Con un pie sobre la parrilla y con otro sobre la casilla del termotanque hace las veces de abejorro. El "nido" está en marcha.
Levantamos la medianera porque nos vemos con los vecinos ya que la casona de al lado tiene dos plantas. Bueno quiero decir que tiene dos pisos, porque planta tiene una: el pino.
Los cuadrados para dejar pasar el aire en algun momento salen medio chanfleados: algunos son cuadrados chicos, otros cuadrados grandes y mas de uno ya es rectangular. En general los ángulos no son de noventa grados, los hay de cincuenta, setenta y hasta de cien. Envidentemente es "un nido de abejas" con mucha variedad de insectos.
Cuando llega la noche, la luz que viene del patio vecino agiganta  las sombras de los agujeros.  Es imposible dejar de mirar, la variedad resulta asombrosa y ahora a los vecinos los vemos por pedacitos, ora un brazo, ora un ojo.
Ya es tarde y me duermo contando agujeritos y descifrando formas
Amanece, me desvelo, en un par de horas regresan, sufro de solo pensarlo.
 Salgo a ver el "nido de abejas". Una paloma ya cagó la medianera, igual que los albañiles.







No hay comentarios:

Publicar un comentario