lunes, 27 de octubre de 2014

Q.E.P.D. Sociedad Anónima

Mis parientes siempre han tenido debilidad por los cementerios. La cremación es algo que los aterra, ellos prefieren pudirse lentamente dentro de un cajón, mientras los que quedan van pagando los impuestos los nicho, las nichera, las tumba. Lo malo es que cuando ya no estén mas nuestros padres, solo quedaremos con "el muerto" mi hermana y yo.
Los otros días hablando con Beatriz nos pusimos de acuerdo en vender todas las parcelas que se han mantenido durante años. Claro que eso será cuando nosotros tengamos que disponer del asunto. Demás está decir que ni se nos ocurre abrir la boca a los viejos ya que para ellos sería un sacrilegio.
Parece que es un buen negocio vender esos lugares y que hay gente que se mata por comprarlos.
Después de todo y pensándolo fríamente el alma asciende, la carne se destruye y por unos pocos huesos no vale la pena seguir manteniendo ese capital prácticamente muerto.


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