Como todos los de mi época, fui criado con pocas caricias y mucha comida: otra forma de amar.
Nunca te preguntaban cómo estabas sino: - Qué querés comer?.
Nunca te preguntaban si eras felíz sino: - Está rico?.
Nunca te preguntaban como te iba en el cole sino: - Querés mas?
Las porciones eran para cuatro personas como mínimo y el concepto de que el gordito era sano.
Todo eso se convirtió en un vicio: comer. Comer sin masticar, comer sin saborear, comer para tapar la tristeza, comer para festejar las alegrías, comer por la llegada, comer por el regreso.
Les suena conocido?. A algunos seguramente sí.
Con el paso de los años hubiese deseado mas mimos y menos embuche, pero es lo que hay.
Y para colmo de males está lo que llaman "genética". Lo hereditario es una mochila cargada de análisis, médicos, cosultas, interconsultas y remedios que suelen ser peor que la enfermedad.
Excedido de peso, mi médica me manda desde hace unos cuantos años a la nutricionista.
La nutricionista, a la que finalmente accedí visitar es una especie de Hitler con polleras. La enfermera que la ayuda es morocha, bajita de toda bajéz, camina con los talones y tiene todos los dedos deformados por la atritis. La secretaria es flaca, alta y malhumorada. Definitivamente un lugar que si bien no es un parque de diversiones, podría ser perfectamente como una vuelta en el tren fantasma.
La nutricionista no tutea, casi casi que te putea. Ladrar no ladra, pero gruñe. Mira por arriba de los anteojos y escribe la historia clínica tan lentamente que dan ganas de comerse las uñas. Las uñas suelen ser mi permitido favorito.
La primera vez me dijo que estaba obeso. La segunda vez se quejó porque voy con muchos problemas. La tercera me felicitó.
Si, si, increíblemente me felicitó: había bajado cuatro kilos en un mes.
Cuando me pesó quedó sorprendida y solo atinó preguntar: -Cómo hizo???
- Hice todo lo que usted me dijo ! - mentí ofendido -.
- Ah vio? el secreto está en la actividad física!
Debo confesar el secreto de mi dieta: comí lo que se me cantó, cero caminata y muchas ganas de acogotar a la nutricionista.
Es verdad, el mes pasado bajé cuatro kilos y ese es un misterio que la ciencia podrá revelar en algunos años. Lo importante que mi Nutri.- Hitler está chocha con su método.
Cuando la realidad, supera a la ficción.Catarata de relatos breves. Nostalgia, disparate y acidez. Especial para lectores remolones.
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