martes, 31 de diciembre de 2013

EL HEREDERO


Mi padre ha decidido estas Navidades empezar a donar sus pertenencias.
Esta calurosa tarde del 25 de diciembre me llamó emocionado al lugar donde atesora sus bienes.
"Esto- dijo con voz quebrada- es para que cuando yo falte no vaya a parar a las manos equivocadas"
Y me entregó en un sencillo acto la olla de hierro que según él perteneció a su abuelo. El tiempo puede dar fe de la ...reliquia por el óxido que quedó en mis manos. Lo mismo hizo con una vieja maquinita cromada que confundí con la máquina de hacer chorizos, cuando en realidad sirve para darle forma a las criollísimas hamburguesas.
Acto seguido desempolvó tres platos de madera para asado que acompañaron sus domingos campestres. Por el deterioro supongo también que habrán servido para jugar al tejo.
Debo custodiar del mismo modo dos tazas para te en las que se ve una japonesa en el fondo, cuatro platitos haciendo juego, una tetera sin asa y una lechera sin tapa.
La donación incluye dos banquetas para camping, con sus correspondientes caños oxidados. Estimo que para descansar del peso de tan incunable herencia.
Mi padre ya se encuentra aliviado pero yo estoy agotado de pensar la forma de sacar el óxido de los tapizados del auto.
De todos modos ya que no hay bienes para repartir, bienvenidos sean los males.

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