Cuando la realidad, supera a la ficción.Catarata de relatos breves. Nostalgia, disparate y acidez. Especial para lectores remolones.
lunes, 12 de octubre de 2009
AL PAN , PAN Y A LOS 50 ¡pam pam!
El sábado llovía a cántaros. Esa noche nuestra amiga hacía una fiesta para celebrar sus 50 años. La reunión era en un suburbio de Avellaneda, decía que se trataba de un salón para fiestas muy lindo.
Salimos de Flores en subte, las calles ya estaban inundándose. Cuando bajamos en la estación Lima la cortina de agua hacía imposible la visión. Esperamos media hora bajo un techo con goteras, el paraguas no cubría nada. Avanzamos hacia la avenida Belgrano con notable dificultad, cruzar las calles era un verdadero desafío.
Finalmente tomamos el colectivo 98. Los pantalones mojados hasta la rodilla,los zapatos como barcazas hundidas. Nos pasamos dos cuadras y caminamos otras cinco.
Finalmente llegamos al salón.
El timbre del lugar estaba cubierto con una cinta adhesiva, golpeamos y nos abrió una chica gordita con voz de barítono.
Finalmente estábamos adentro,el ágape estaba por comenzar, ya eramos casi diez.
Con cuatro mesas chicas, habían armado cuatro mesas grandes, por cada mesa grande dieciseis patas todas con su correspondiente mantel de nylon. En nuestra mesa habia ocho mujeres,o sea dieciseis tetas. Todo estaba perfectamente calculado.
El centro de mesa parecía un florero del que salían palitos con objetos en la punta.
No había mucha luz. En la mesa de brindis estaba la torta con dos tortitas.
En la mesa eramos diez personas y finalmente trajeron una cerveza.
La cumpleañera, hizo su entrada triunfal de la mano de su esposo: aplausos, besos, baile. De comer ni hablar.
Finalmente la empanada hizo su deseada aparición y del mismo modo desapareció entre mis fauces con la afirmacion de Jorge "parece que no quemaba". La segunda empanada nunca llegó para comprobar su temperatura.
Ameritaba una cerveza."¿De que marca?" preguntó la camarera; en verdad no importaba cualquiera daba igual pero pedimos una marca: había Quilmes.
Jogre esperaba los cubiertos pero decidimos agarrar con la mano la pizza.
La segunda pizza tambien era de muzza, la tercera igual pero tenía pedacitos de aceitunas negras (cuando las mordí me di cuentan de que eran trocitos de carozo), la cuarta también. La masa muy rica.
Despues una rubia cantora adyudo a la indigestión con un par de melódicos. Jorge se paró justo cuando pedía alguien de público , el saludó entre aplausos pero su destino no era la pista, asi que en medio de una ovación entró al baño.
Afuera seguía lloviendo y no había ningún restaurante cercano que nos tentara.
Despues bailamos. Al rato bailamos de nuevo. Finalmente volvimos a bailar.
El show de disfraces hizo las delicias de los invitados: a la cumpleañera le tocó el traperío de Shakira y a mi la bata roja de Sandro. Los dos ganamos por una nimiedad.
Ahora si, le llegaba el turno a la pizza sin muzza y sin aceitunas.
Las gaseosas las tomabamos muy rápido por temor a que se enfriaran.
El video en el televisor que estaba sobre nuestras cabezas, fue el sentido homenaje a cincuenta años de vida. Las lágrimas rodaban por las mejillas de algunos invitados, otros masticabamos los bordes de la pizza esperando el pollo que nunca vino.
Luego las fotos con los grupos; a nosotros nos tocó una entre el televisor y el perchero donde la gente dejaba sus abrigos, un ricón intimista.
Bien adentrada la madrugada la cumpleañera apagó la vela. Emotivo brindis.
De la mesa dulce desparecieron las dos tortitas, pero en cada mesa dispusieron un cañoncito de grasa relleno con poco dulce para cada uno. La feta de la torta principal fue dejada de lado porque ya era hora de retirarse: la tomenta estaba amainando. Gracias a Dios no nos olvidamos los suir, digo los souvenir; un tubito de ensayo con sal gruesa coloreada de lila y un alambre que lo atajaba, útil e inspirador. Al otro día era domingo, y como siempre empiezo a desear los ricores de la fiesta de la noche anterior. Pero por rara excepción éste no fue el caso.
Un mes después charlando con Mirta, una amiga en común me entero que están preparando una comida en la casa para mostrar el video de los cincuenta. Gracias a Dios ya saqué pasajes a Jamaica, vía Quilmes, asi que si me buscan no me van a encontar.
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